Una escena breve, una polémica duradera
El cameo de Trump en la película Mi pobre angelito 2: Perdido en Nueva York ha sido objeto de controversia durante años. Aunque la escena tiene una duración de apenas siete segundos, ha sido recordada, criticada y debatida desde su estreno en 1992. Hoy, más de tres décadas después, el director Chris Columbus ha expresado abiertamente su deseo de que esa escena nunca hubiese existido.
Un arrepentimiento que persiste
En una entrevista publicada por el San Francisco Chronicle, Chris Columbus lamentó haber permitido la aparición de Donald Trump en su película. Según el cineasta, le gustaría que esa parte fuera eliminada del filme, al considerar que se ha convertido en una especie de “maldición” dentro de su carrera.
Un cruce de declaraciones con el actual presidente
La polémica en torno a la participación de Trump no es reciente. Desde 2023, se han intercambiado acusaciones públicas entre Columbus y el entonces presidente de los Estados Unidos. Trump afirmó que el director le rogó insistentemente para participar en la escena grabada en el famoso Hotel Plaza de Nueva York, propiedad del empresario en ese momento. Según Trump, su breve intervención “contribuyó al éxito” de la película.
Una escena incómoda para el cineasta
En contraste con lo afirmado por el presidente, Columbus aseguró que “no hay mundo en el que le rogaría a un no-actor para estar en una película”. El director fue claro al señalar que esa breve escena no fue fruto de una petición, sino una imposición derivada de las condiciones para grabar en el Hotel Plaza.
Incluso fue mencionado que, de eliminarse hoy esa escena, el cineasta “probablemente sería expulsado del país” por parte de la administración Trump, lo cual dijo con evidente ironía, haciendo referencia a sus raíces italianas.
¿Eliminarlo del metraje?
A pesar del paso del tiempo, la escena continúa siendo parte de la cinta. Sin embargo, el debate sobre su permanencia sigue vigente. ¿Debe conservarse por su valor histórico o eliminarse por lo que representa hoy?
La participación de Trump en una película navideña de culto como Mi pobre angelito 2 ha trascendido el cine, convirtiéndose en un símbolo de cómo la política y la cultura pop pueden chocar de forma inesperada.