La actriz reveló el calvario que vivió con los pantalones de piel de tiburón
¿Cómo fue la transformación de Olivia Newton-John en Sandy Olsson en la película?
Si hay una escena icónica en la historia del cine musical, esa es la del final de Grease (Vaselina), donde Danny Zuko y Sandy Olsson (Olivia Newton-John) se suben a un convertible y vuelan hacia su felicidad.
La película, estrenada en 1978, se convirtió en un clásico que sigue encantando a generaciones de espectadores con sus canciones, su humor y su romance.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que la protagonista, Olivia Newton-John, pasó un verdadero infierno para rodar esa secuencia.
La actriz australiana tuvo que cambiar su imagen de niña buena por una de mujer fatal con look rockero, que le cantaba al personaje de John Travolta You are the one that I want.
Su estilismo, que causó sensación en la época, consistía en una chaqueta de cuero, unos tacones y unos pantalones ajustados hasta el extremo.
Estos últimos fueron los que le hicieron la vida imposible a Olivia, que tuvo que soportar el calor, la incomodidad y el miedo a romperlos.
En este artículo te contamos todos los detalles de cómo fue la transformación de Sandy Olsson en la película Grease y qué dificultades tuvo que afrontar Olivia Newton-John para lucir ese look tan memorable.
Los pantalones de piel de tiburón
Los pantalones que llevaba Olivia Newton-John en la escena final de Grease eran un modelo muy exclusivo de los años ’50 y estaban hechos de piel de tiburón.
Se le llama así, no porque se extrajera de este animal, sino porque era un tejido muy resistente y difícil de trabajar.
El diseñador de vestuario Albert Wolsky, ganador de dos premios Oscar, fue el encargado de crear el atuendo de Sandy y eligió esos pantalones porque le parecieron perfectos para el personaje.
El problema era que los pantalones eran tan ajustados que Olivia no podía ni respirar bien con ellos puestos.
Además, la cremallera estaba rota y no se podía arreglar.
Por eso, la actriz tenía que ser cosida dentro de ellos cada vez que tenía que rodar.
Esto implicaba que no podía ir al baño ni beber agua durante toda la escena, que duró varias horas.
“Estos son los famosos pantalones de cremallera. Ella no podía ir al baño durante toda la escena porque esa cremallera estaba rota. Por lo tanto, tampoco podía beber nada de agua. Tenía miedo de crear un problema en la producción, el sol se iba y no podíamos perder el tiempo en volver a hacer la escena en otro momento”, explicó Randal Kleiser, director de la película, para Vanity Fair.
El calor infernal
Como si fuera poco, el día que se rodó la escena final hacía un calor infernal.
Según contó Olivia Newton-John en una entrevista con The Guardian, la temperatura era de unos 40 grados centígrados y ella estaba sudando como nunca.
“Estaba tan caliente que tenía gotas de sudor corriendo por mi espalda hasta mi trasero”, dijo.
La actriz también recordó que tenía que fumar un cigarrillo como parte del personaje, pero que ella no era fumadora y le costaba mucho hacerlo.
“Tenía que fumar ese cigarrillo horrible y me sentía muy incómoda”, confesó.
El resultado final
A pesar de todas las dificultades, Olivia Newton-John logró dar vida a una Sandy Olsson inolvidable, que enamoró a Danny Zuko y al público con su nueva actitud y su look arrebatador.
La escena final fue un éxito rotundo y se convirtió en una de las más emblemáticas del cine musical.
Los pantalones de piel de tiburón también pasaron a la historia y se convirtieron en una pieza codiciada por los fans.
En 2019, Olivia los subastó junto con otros objetos personales para recaudar fondos para su fundación contra el cáncer.
Los pantalones se vendieron por 162.500 dólares a la cantante Sara Blakely, fundadora de la marca Spanx.
Olivia Newton-John demostró que, a veces, el arte requiere de sacrificio y que, detrás de la magia del cine, hay mucho trabajo y esfuerzo.
Su look de ‘Grease’ fue un tormento para ella, pero una alegría para nosotros.
