El regreso de Bigelow: Una casa llena de dinamita
La película Una casa llena de dinamita marca el regreso de la directora Kathryn Bigelow, ocho años después de su trabajo en “Detroit” (2017). Esta nueva cinta, una de las apuestas de Netflix para la temporada de premios, es analizada como un reflejo de la situación actual en Estados Unidos. El título es considerado metafórico, sugiriendo que el país, poseedor del mayor músculo armamentístico global, se ha convertido en un “gran polvorín” en el contexto de las nuevas tensiones mundiales, distantes del desarme posterior a la Guerra Fría. La trama se centra en un ataque inminente: un misil nuclear de origen desconocido se dirige hacia suelo estadounidense, siendo Rusia y Corea del Norte los principales sospechosos.
La gestión de la crisis nuclear
El enfoque narrativo de Bigelow se distancia de los discursos políticos habituales en este género. En su lugar, la historia es presentada en tres segmentos diferentes, mostrando cómo diversos estamentos militares y gubernamentales gestionarían una emergencia nuclear. La audiencia observa la respuesta desde el gabinete presidencial, liderado por un espectacular Idris Elba como presidente, y también desde la perspectiva de la MDA (agencia de defensa de misiles). La tensión se construye al mostrar el mismo período de tiempo desde estas tres perspectivas. Se exploran las dudas de los implicados. Los errores de cálculo y la inevitable necesidad humana de contactar a la familia por última vez, a pesar de las prohibiciones.
Una tensión desigual
La estructura de segmentos es identificada como el mayor acierto y, paradójicamente, el principal problema del filme. Los dos primeros segmentos son filmados con excelente pulso, generando una tensión creciente de alta calidad. Sin embargo, se reporta que el último segmento, a pesar de contar con un actor de primera línea y la reconocida puesta en escena de Bigelow, no logra mantener ese nervio. En lugar de llevar la tensión al extremo en los minutos finales, esta disminuye. La película es descrita como una distopía muy real, en la línea de “Civil War” de Alex Garland. El reparto coral incluye, además de Elba, a Tracy Letts, Gabriel Basso y Rebecca Ferguson, quienes aportan actuaciones excelentes.
